sábado, 24 de noviembre de 2012

Fábula: El mejor abuelo del mundo,


En aquellos rincones más hermosos de África, donde los animales viven felizmente, sin el temor de ser cazados, vivía una familia de animalitos; el anciano hipopótamo, la persona más querida del lugar, Kikimena, la pequeña conejita preocupada solo por ella misma, y los padres y hermanos de Kikimena.
Todos los días que  los papás de Kikimena la llevaban a ella y a sus hermanos a ver a su abuelo el hipopótamo, ella salía llorando por el tanto cariño que su abuelo le tenía.
Que si su abuelo la abrazaba, ella gritaba y corría.
Que si su abuelo la besaba, ella se quejaba de que él tenía una barba que raspaba.
Que si su abuelo la recogía en la escuela, ella se quejaba de que era una vergüenza.
Que si su abuelo la quería consentir comprándole una zanahoria, ella se quejaba de que él era pobre porque no le compraba 10 zanahorias.
Aunque la pequeña conejita le hacía feo a su abuelo, él la quería con todo su corazón.. Cada vez que sus papás conejos la regañaban, ella lloraba y el único que la consolaba era su abuelo... Ella dormía en su gran panzota de hipopótamo.
Pasaron los meses y el sabio hipopótamo se puso enfermo, días después murió.
La conejita al principio sentía un alivio, pero apenas pasaron 3 días sin él y ella sintió un gran vacío en su interior, algo le faltaba, se sentía sola, así como si nadie estuviera ahí para protegerla y cuidarla, toda su alta autoestima que tenia se fue.
Poco tiempo después Kikimena se dio cuenta del gran amor que el anciano le tenía, pero ya era demasiado, tarde nunca pudo demostrarle que ella también lo quería y que por él era que nunca se sentía sola.
Moraleja:
Aprecia a las personas que se encuentran a tu alrededor y te quieren con todo el corazón, porque nunca sabes cuándo te harán falta, y no son para toda la vida.

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