sábado, 24 de noviembre de 2012

Fábula: El Águla cruel.


Hace mucho, pero mucho tiempo, en lo más alto de las colinas de Oaxaca vivía una águila muy fuerte, veloz y temida por los pequeños animalitos que habitaban en la zona. El águila se caracterizaba por su crueldad al momento de cazar animales, pues no les perdonaba la vida ni a los pequeños.
Los habitantes cuando escuchaban el chillido del águila volando cerca de la zona se refugiaban en sus madrigueras, arboles o ¡donde pudieran!
Un día el águila estaba rondando por la zona en la que una noche anterior se había devorado un pequeño ratón. Los habitantes de la zona comenzaban a correr en busca de su refugio. El miedo y terror se hacían presentes cuando el águila le daba vueltas al mismo lugar, pues según ellos: “El águila ya sabe a quién se va a comer”, y en efecto el águila le echó el ojo a un topo que estaba escarbando la tierra. El águila comenzó a descender lentamente, mientras más abajo estaba, mas iba aumentando su velocidad, el topo como sabía que el águila venía, con una extraordinaria velocidad y reflejos, logró evadir las garras del águila haciéndose a un lado y cayendo en uno de sus hoyos que había escarbado. El águila estaba sorprendida y enojada, pues quedó atorado en el hoyo del astuto topo.
Cuando el pueblo se enteró que por fin un animal pudo atrapar al águila, todos los animales salieron disparados al lugar del extraordinario acontecimiento. Al reunirse todos, todos los animales amarraron a la imponente águila y la llevaron a la plaza principal para decidir qué hacer con ésta. “Hay que quitarle un ojo”, “vamos a cocinarla”, “no, mejor rompámosle las alas”, es lo que comentaban los animales. Pues muchos sentían un odio terrible porque aquella águila se había comido a sus hijos, hermanos, primos, tíos, etc.  Pero el mismísimo topo pensó y pensó una solución para este problema y está fue su solución:
“Amigos, amigos, sé que el águila nos provocó un gran dolor y miedo a todos y cada uno de nosotros pero… ¡piensen!, si la matamos, cocinamos o le hacemos daño, nos convertiremos en algo igual ó peor que él, y díganme; ¿Qué ejemplo le estamos dando a nuestros hijos?” Todo el pueblo se quedó callado de tal forma que dejaron al águila partir. 
El pueblo quedó tranquilo, pues el águila cruel nunca volvió a volar cerca de aquella zona, ya que le habían hecho el peor de los daños, el daño de la conciencia.


Moraleja:
Mi moraleja no se encuentra ni en un apartado ni al final, sino se encuentra en la parte del discurso del topo, puse mi moraleja de esta forma ya que le daba más sentido a la historia y si la ponía al final como Moraleja:… sería repetir lo mismo otra vez. Mi moraleja quiere decir que, como dice buda, “no des odio con odio, haz del odio amor” y es la forma más simple de entender mi moraleja.





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