sábado, 24 de noviembre de 2012

Leyenda: Atravesar el cerro.


En julio del 2005 mis primos normalmente iban a visitarme a mi casa, en ese entonces yo vivía en el Estado de México. Lo que hacíamos normalmente era ver películas e ir a la tienda a comprar dulces.
 Pero un día se nos ocurrió “atravesar el cerro”; el cerro era como una montaña pequeña, nuestros padres no nos dejaban ir porque se dice que estaba “embrujada” y por  miedo de perdernos o algo así  pero no nos importó y partimos hacia lo desconocido. Caminar el cerro no era gran cosa solo habían árboles, arbustos y uno que otro perro, mientras más caminábamos más árboles habían.
Nos habíamos alejado de la entrada del cerro como unos 2 kilómetros nos aburrimos y ya nos encontrábamos retornando hacia la entrada del cerro. A unos 500 metros de llegar a la entrada vimos a un señor calvo, alto, de tez muy clara, por la forma de su cabeza le pusimos el señor con cabeza de huevo, vestía de un viejo traje gris y portaba un maletín. Mientras nosotros caminábamos hacia él, él también venía hacia nosotros. Al cruzarnos nosotros juramos ver a un gato vivo y al pasar por el señor, el gato ya estaba muerto. El señor no tocó al gato ni mucho menos le puso algo.  En el instante que vimos al gato muerto, solo vimos al señor y este nos sonrió, lo único que pudimos hacer fue correr y no voltear.

En el Estado de México, en el municipio de Ecatepec de Morelos hay un cerro que se caracteriza por tener una cruz en su punto más alto, las personas pueden subir a  la cruz, caminando, en aproximadamente 6 horas. En este cerro se dice que en la época colonial se colgaban las cabezas de las personas, que según la corona, consideraba crueles.  Este cerro separa dos municipios, Ecatepec de Morelos e Izcalli,  actualmente Izcalli pertenece a Ecatepec de Morelos.
Se cuenta que hace 100  años existió un hombre que vivía en el municipio que hoy en día es Ecatepec, él trabajaba en una panadería pero siempre tenía  que atravesar el cerro de la cruz para llegar a su panadería. Un día estaba en su panadería y un hombre llegó de la nada ofreciéndole trabajo en una hacienda que se encontraba en Izcalli, pero tenía que ir formal para la entrevista. El pobre panadero estaba muy entusiasmado con su nueva propuesta de trabajo, le había comentado a su jefe de la propuesta y este estaba triste, pues según él, ese panadero era el mejor de todos. Se vistió con el mejor traje que tenía y se arregló lo más formal posible. Cuando iba rumbo a la hacienda, era de noche y la luz pública aún no existía,  al entrar al cerro nunca más se volvió a saber del panadero. Algunos niños de la zona dicen haberlo visto entrar al cerro pero no
acontesimiento
Volver de él.
El jefe lo buscó en su casa y no lo encontró, fue tanta la preocupación que fue a la hacienda que le había propuesto el trabajo, pero la hacienda estaba abandonada (ésta hacienda era vieja y se notaba que no era habitada, el pasto amarillento, los patios llenos de hojas caídas, la casa se estaba cayendo a pedazos) el jefe le argumentó a la policía de lo sucedido y de pronto se comenzó la investigación. No se encontró  el cuerpo ni la hacienda, ¡sí! La hacienda no existía el jefe fue el único que logró ver la hacienda, el jefe quedó loco y murió de ebriedad, pues él juraba haber visto la hacienda.
Se dice que la hacienda era la casa de un demonio que habitaba en Izcalli, y que cada año se llevaba a vivir a personas que destacaban en cada trabajo, solo que los hacía vestir formalmente. Se dice que estos “trabajadores”  van de Ecatepec a Izcalli vestidos formalmente “hacia una entrevista” si las personas le pregunta hacia donde van y estos responden  “a mi nuevo trabajo” y  ellos no regresan, esas personas lograran ver la hacienda y entrar en ella, pero morirán  en menos de un mes o desaparecerán al cruzar el cerro.
leyenda
En el Estado de México, en el municipio de Ecatepec de Morelos hay un cerro que se caracteriza por tener una cruz en su punto más alto, las personas pueden subir a  la cruz, caminando, en aproximadamente 6 horas. En este cerro se dice que en la época colonial se colgaban las cabezas de las personas, que según la corona, consideraba crueles.  Este cerro separa dos municipios, Ecatepec de Morelos e Izcalli,  actualmente Izcalli pertenece a Ecatepec de Morelos.
Se cuenta que hace 100  años existió un hombre que vivía en el municipio que hoy en día es Ecatepec, él trabajaba en una panadería pero siempre tenía  que atravesar el cerro de la cruz para llegar a su panadería. Un día estaba en su panadería y un hombre llegó de la nada ofreciéndole trabajo en una hacienda que se encontraba en Izcalli, pero tenía que ir formal para la entrevista. El pobre panadero estaba muy entusiasmado con su nueva propuesta de trabajo, le había comentado a su jefe de la propuesta y este estaba triste, pues según él, ese panadero era el mejor de todos. Se vistió con el mejor traje que tenía y se arregló lo más formal posible. Cuando iba rumbo a la hacienda, era de noche y la luz pública aún no existía,  al entrar al cerro nunca más se volvió a saber del panadero. Algunos niños de la zona dicen haberlo visto entrar al cerro pero no volver de él.
El jefe lo buscó en su casa y no lo encontró, fue tanta la preocupación que fue a la hacienda que le había propuesto el trabajo, pero la hacienda estaba abandonada (ésta hacienda era vieja y se notaba que no era habitada, el pasto amarillento, los patios llenos de hojas caídas, la casa se estaba cayendo a pedazos) el jefe le argumentó a la policía de lo sucedido y de pronto se comenzó la investigación. No se encontró  el cuerpo ni la hacienda, ¡sí! La hacienda no existía el jefe fue el único que logró ver la hacienda, el jefe quedó loco y murió de ebriedad, pues él juraba haber visto la hacienda.
Se dice que la hacienda era la casa de un demonio que habitaba en Izcalli, y que cada año se llevaba a vivir a personas que destacaban en cada trabajo, solo que los hacía vestir formalmente. Se dice que estos “trabajadores”  van de Ecatepec a Izcalli vestidos formalmente “hacia una entrevista” si las personas le pregunta hacia donde van y estos responden  “a mi nuevo trabajo” y  ellos no regresan, esas personas lograran ver la hacienda y entrar en ella, pero morirán  en menos de un mes o desaparecerán al cruzar el cerro.




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